Andrés Bello: su palabra política


El nombre de Andrés Bello y sus palabras resonaron nuevamente en los pasillos de la Biblioteca del Congreso Nacional. Entre libros, retratos y vitrinas, una jornada dedicada al lanzamiento del volumen “Andrés Bello: Su palabra política, Jurista, senador e intelectual” reunió a académicos, investigadores y apasionados por la historia en un encuentro que fue, más que un homenaje, un ejercicio de memoria viva. Una invitación a volver a escuchar al pensador que escribió las bases civiles, morales y lingüísticas de la república chilena.
El acto de apertura estuvo a cargo de Diego Matte Palacios, director de la Biblioteca del Congreso Nacional, quien destacó la vigencia de Bello como intelectual de la institucionalidad republicana.
“Volver a Bello —señaló— es volver al origen de la conversación pública”, recordando que la política, en su sentido más profundo, se funda en la palabra y no en la imposición.
Luego intervino Rosa Devés Alessandri, rectora de la Universidad de Chile, quien subrayó el papel de Bello como formador del pensamiento civil y ético del país. Sus palabras resonaron en la sala como una invitación a rescatar al Bello humanista, educador y filósofo de la convivencia.
El diálogo entre ambas instituciones —la universidad y el Congreso— no fue casual. Como destacó Devés, “Bello es puente entre la educación y la ley, entre el lenguaje y la ciudadanía”.
El libro, “Andrés Bello: Su palabra política, Jurista, senador e intelectual”; presentado, editado por Víctor Soto Martínez y publicado por la Biblioteca del Congreso Nacional, reúne textos, discursos y comentarios que rescatan la voz política de Bello desde tres dimensiones: la jurídica, la legislativa y la humanista.
Durante las mesas de conversación, voces como las de Iván Jaksić, Cecilia Sánchez González, Joaquín Trujillo Silva y Elvira López Taverne dialogaron sobre la modernidad de su pensamiento, de quiénes influyeron en Bello y acerca de la profundidad ética de su estilo.
Por su parte, Víctor Soto Martínez, investigador y principal artífice del proyecto, presentó “La impronta modernizadora de Andrés Bello en su actividad como senador (1837–1864)”, destacando cómo la acción política del autor del Código Civil fue también una prolongación de su labor docente y editorial.
La labor de Víctor Soto Martínez fue reconocida por todos los participantes. Su trabajo permitió reunir fragmentos, discursos e intervenciones parlamentarias inéditas de Bello, devolviendo actualidad a una voz que comprendió la ley como lenguaje moral.
En su intervención final junto a David Vásquez Vargas, Soto señaló que “en Bello, la ley no es un conjunto de normas sino una pedagogía del entendimiento”.
Esa idea resume el espíritu de la jornada: pensar la política no como poder, sino como conversación.
Para quienes asistimos, el encuentro no fue solo académico. Hubo en el aire algo de ceremonia civil, de diálogo, de reencuentro con la raíz.
Entre las columnas de mármol y los anaqueles de la Biblioteca del Congreso, Andrés Bello volvió a sentirse cercano: el pensador que organizó el lenguaje para ordenar el mundo, el senador que discutía con paciencia y método, el maestro que creía que las naciones se escriben con ideas.
A 160 años de su muerte, su palabra política vuelve a interpelar al presente. No como una reliquia del siglo XIX, sino como una guía sobre la claridad, la educación y la responsabilidad pública.
Y en una época donde las palabras parecen gastadas, el eco de Bello vuelve a recordarnos que pensar también es un acto de ciudadanía.
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